“El amor tiene cuatro patas”. Esta no es la típica historia de amor en tiempo de coronavirus, sino una que demuestra que esta palabra, va más allá del sentido romántico.
Me llamo Abby, soy una perrita muy tierna y fuerte, y mi mami Adriana Álvarez contó lo especial que ha sido nuestro encuentro en tiempo de coronavirus.
Así que si eres amante de los perros ¡no dejes de leer mi historia! Y compártela para que más personas se animen a encontrar el “amor con patas”.
A mediados de abril, Abby que es una labradora negra jaspeada, cuyo papá es un labrador y su mamá una Golden, llegó a la vida de Adriana en el momento correcto.
“Llegó en una época muy dura de la pandemia. Yo vivía sola y realmente me ayudo un montón. Todo el mundo cambia de ánimo y se deprime, pero ella era mi razón de levantarme todos los días, para cuidarla, alimentarla. Llegó en el momento más oportuno”, recuerda.
Sus travesuras (comerse auriculares, ropa o zapatos) destrozar los peluches que le regalan son algunas de sus diabluras con las que ha hecho disfrutar y padecer a su familia humana a sus 5 meses de edad.
AMOR EN TIEMPO DE CORONAVIRUS
El coronavirus las obligó a cambiarse de residencia. Actualmente residen en Cuenca, en donde Abby disfruta ir al río a nadar, a pasear en el parque, a usar la resbaladera.
“Ahora aprendió unos trucos va al parque, sube unas graditas y baja la resbaladera. Es muy inteligente ¡me hace sentir orgullosa!”, dice.
Pero, los sustos también forman parte de esta dulce relación en donde ella le dice a todos que es su hija.
“¡Huy! Como todavía no está entrenada, poco a poco la he ido entrenando en casa, a lo que sale al parque la suelto a correr y va junto a mi y como al inicio le costaba obedecer órdenes casi la atropellan. Por suerte el automóvil paró, ese ha sido el susto que me he llevado con ella”, menciona.
A más de darle “un motivo para seguir”, Abby generó un cambio de mentalidad en su mami (todos quienes la conocen le preguntan ¿Cómo está tu hija?)
“Tener una mascota a uno le lleva a pensar diferente. Si antes veía un post o artículos no me detenía a leerlos, ahora sí, hay artículos para tratar de entenderlas, uno empatiza más. Se abre más el corazón y se vuelve más sensible”, revela.
Y hasta aquí llega la historia de Abby, ya que su espíritu inquieto y travieso, la llevó a experimentar nuevas aventuras junto a su “mami” que llegó justo a tiempo para demostrar que el amor en tiempo de coronavirus tiene 4 patas.
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