Había una vez un gallo de pelea que, por alguna razón desconocida, llegó a una casa en la ciudad. Los habitantes del inmueble, una familia amante de los animales, se sorprendieron al ver al pollo y decidieron acogerlo como un miembro más.
Sin embargo, esta familia no sabía mucho sobre los gallos de pelea.
Aunque nunca había participado en peleas, Gallo, como lo bautizaron, al crecer demostró ser un experto en protegerse a sí mismo y a su nuevo hogar.
Aunque a veces peleaba con sus hermanos perrunos y con los humanos, la familia comprendió que era parte de su naturaleza y no lo culparon por ello.
A pesar de los problemas, ellos lo querían y se esforzaron por cuidarlo de la mejor manera posible. Le fabricaron una casa a su medida para que se sintiera cómodo en su nuevo hogar.
Durante sus 5 años de vida, se convirtió en pieza clave de esta inusual familia, a la cual ya no quiso abandonar apenas la conoció.
Disfrutaba darse baños de tierra y picotear a las personas que se acercaban a su casa cuando arreglaban el jardín.
También le encantaba demostrar sus destrezas de pelea con cualquier objeto que encontrara cerca.
ENFERMEDAD DEL GALLO DE PELEA
En abril de 2023, Gallo enfermó gravemente y la familia se vio obligada a llevarlo a una clínica veterinaria.
Fue la primera vez que Gallo permitió que lo acariciaran y, en ese momento, sus ojos expresaron un profundo agradecimiento hacia sus humanos.
Afortunadamente, lograron salvarlo en aquella ocasión, pero el 23 de mayo de 2023, dejó de comer y beber agua nuevamente.
Preocupados, sus humanos llevaron a Gallo nuevamente al veterinario, pero esta vez no encontraron nada anormal en su examen y decidieron darle el alta.
Sin embargo, al regresar a su hogar, Gallo se veía cada vez más decaído y rechazaba todo alimento y agua.
A pesar de su debilidad, cuando su hermano perruno se acercó para molestarlo, Gallo intentó defenderse con sus últimas fuerzas.
Los humanos, con un profundo presentimiento de que algo no estaba bien, comprendieron que se acercaba el final para su querido gallo de pelea.
DESPEDIDA
Con gran tristeza en sus corazones, lo despidieron 4 días después. Con lágrimas enterraron a Gallo en un lugar especial del jardín y plantaron un árbol en su honor.
El árbol crece fuerte y alto, recordando a la valentía y lealtad de Gallo. Aunque el gallo de pelea ya no estaba físicamente presente, su espíritu seguía vivo en el hogar y en el corazón de su familia.
Cada vez que pasaban junto al árbol, recordaban los momentos felices y la lección de valentía que Gallo les enseñó.
Así, el recuerdo de aquel gallo de pelea que encontró su hogar en una pequeña casa y que dejó una huella indeleble en el corazón de su familia, continuó presente a través del árbol que crecía en su honor.