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Descifrando los misterios de la disfunción cognitiva en perros mayores

perros mayores
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Así como los humanos podemos experimentar el deterioro cognitivo asociado a la edad, nuestros perros mayores también pueden sufrir un proceso similar conocido como Disfunción Cognitiva Canina (DCC), a veces llamada «Alzheimer canino».

Este síndrome neurodegenerativo afecta las capacidades mentales de nuestros Ángeles con Cola, impactando su comportamiento, memoria y calidad de vida.

QUÉ ES LA DISFUNCIÓN COGNITIVA EN PERROS MAYORES

La DCC es un síndrome progresivo que se caracteriza por un deterioro gradual de las funciones cognitivas del perro.

Este deterioro se debe a cambios físicos y químicos en el cerebro, similares a los que ocurren en humanos con Alzheimer.

Se producen acumulaciones de proteína beta-amiloide (placas seniles), disminución de neurotransmisores y un menor flujo sanguíneo cerebral, lo que afecta la comunicación entre las neuronas.

A QUÉ EDAD SE PUEDE PRESENTAR

Si bien la DCC puede comenzar a desarrollarse a edades más tempranas, los signos clínicos suelen hacerse evidentes en perros mayores de 8 años, siendo más frecuente en perros de 11 años en adelante.

Se estima que más del 50% de los perros mayores de 11 años presentan algún grado de DCC.

CAUSAS DE LA ENFERMEDAD EN PERROS MAYORES

Si bien la causa exacta aún no se conoce por completo, se han identificado varios factores que contribuyen al desarrollo de la DCC:

  • Envejecimiento cerebral: El principal factor de riesgo es el propio envejecimiento del cerebro, que conlleva cambios estructurales y funcionales.
  • Acumulación de beta-amiloide: La acumulación de esta proteína en el cerebro interfiere con la función neuronal, similar a lo que ocurre en el Alzheimer humano.
  • Estrés oxidativo: El daño causado por los radicales libres a las células cerebrales también juega un papel importante.
  • Disminución de neurotransmisores: La reducción en la producción de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina afecta la comunicación entre las neuronas.
  • Factores genéticos: Se cree que existe una predisposición genética en algunas razas.
SEÑALES DE ALERTA

Los síntomas de la DCC pueden variar en intensidad y presentación, pero algunos de los más comunes incluyen:

  • Desorientación y confusión: El perro puede parecer perdido en lugares familiares, caminar sin rumbo, quedarse atrapado en esquinas o detrás de muebles.
  • Cambios en la interacción social: Puede mostrar menor interés en interactuar con personas u otros animales, volverse más irritable o mostrarse apático.
  • Alteraciones del sueño: Puede presentar cambios en el ciclo sueño-vigilia, como dormir más durante el día y menos por la noche, o mostrarse inquieto durante la noche.
  • Pérdida de hábitos de higiene: Puede olvidar sus hábitos de higiene y orinar o defecar dentro de casa, incluso si siempre ha sido limpio.
  • Disminución de la actividad: Puede mostrar menor interés en jugar, pasear o realizar actividades que antes disfrutaba.
  • Ansiedad y vocalización excesiva: Puede mostrarse más ansioso, ladrar o aullar sin motivo aparente.
  • Dificultad para aprender nuevas cosas: Puede mostrar dificultad para recordar órdenes que antes conocía o para aprender nuevas.
IMPORTANCIA DE LA EVALUACIÓN VETERINARIA

Si observas alguno de estos síntomas en tu perro, es fundamental que lo lleves al veterinario.

El diagnóstico de la DCC se basa en la observación de los signos clínicos, la historia del paciente y, a veces, pruebas complementarias como análisis de sangre o resonancias magnéticas para descartar otras enfermedades.

TRATAMIENTO: MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA

Si bien la DCC no tiene cura, existen tratamientos que pueden ayudar a retrasar su progresión y mejorar la calidad de vida del perro:

  • Dieta enriquecida con antioxidantes y ácidos grasos omega-3: Una alimentación adecuada puede ayudar a proteger las células cerebrales del daño oxidativo.
  • Suplementos nutricionales: Algunos suplementos como el SAMe, la fosfatidilserina y la apocinina pueden tener efectos beneficiosos en la función cognitiva.
  • Medicamentos: En algunos casos, el veterinario puede recetar medicamentos específicos para mejorar la función cognitiva.
  • Enriquecimiento ambiental: Proporcionar un ambiente estimulante con juegos, juguetes interactivos y paseos regulares puede ayudar a mantener la mente activa.
  • Entrenamiento y estimulación mental: Ejercicios de obediencia suaves y juegos de inteligencia pueden ayudar a mantener las capacidades cognitivas.

El apoyo y la comprensión de su humano son fundamentales para el bienestar de un perro con DCC. Es importante tener paciencia con los cambios de comportamiento y adaptar el entorno a sus nuevas necesidades.


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