No podemos evitar el uso y desgaste de nuestra columna vertebral a medida que envejecemos. Pero hay ejercicios para el cuidado de la espalda que servirán para fortalecerla.
Nada envejece más que llevar la cabeza baja o hundida entre los hombros, la espalda redondeada y el cuerpo replegado sobre sí mismo, estas deformaciones traen consigo rápidamente dolores vertebrales y anquilosamiento de los músculos y con el tiempo llegan a deformar la silueta.
Además la tonicidad de la espalda contribuye al mantenimiento del busto.
Los ejercicios de gimnasia destinados a fortalecer la espalda se suelen efectuar con frecuencia erróneamente y sin tener en cuenta el arqueo.
Este, que de por si es muy pronunciado en la mayor parte de las mujeres corre el riesgo de que se acentúe más si no se realizan bien los movimientos.
La gimnasia debe dejar la parte inferior de la espalda en reposo, y por otra parte, enderezar la columna vertebral por medio de extensiones.
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EJERCICIOS PARA EL CUIDADO DE LA ESPALDA
El cuello y la parte superior de la espalda
Tendida en el suelo boca abajo y con los brazos a lo largo del cuerpo, se levanta la cabeza y el busto lo más alto y el mayor tiempo posible.
Los riñones no deben arquearse y la barbilla hay que apoyarla contra el cuello, para que solo trabaje la región superior.
Con el vientre en el suelo, un cojín en el hueco del estómago, los brazos extendidos en la prolongación de los hombros, el antebrazo doblado en ángulo recto y las palmas de las manos contra el suelo, se levanta la cabeza y la parte alta del busto ciñendo los omoplatos.
No se debe elevar demasiado la cabeza ni el busto para no hundir los riñones.
Es preciso mantener aquella en la prolongación del cuello, con la barbilla apretada contra este. No hay que despegar los pies del suelo. Este ejercicio se puede hacer con pesas.
Para mantener la espalda erguida
Sentada en cuclillas o sobre los talones, con las manos agarrando los tobillos, se endereza la espalda y después la cabeza, estirando al máximo el cuello.
Se deben mantener los hombros bajos, la espalda derecha y la barbilla apretada contra el cuello.
Los omoplatos
Sentada en cuclillas o sobre los talones, con las manos a la altura del pecho y los codos a la de los hombros, se echan aquellos hacia atrás lo más lejos posible, la espalda y la cabeza se mantienen rectos y los hombros bajos, hay que resistir en esta postura todo el tiempo que se pueda.
CUIDADOS EXTRAS
Por lo general, no siempre se cuida la espalda con el vigor suficiente cuando le falta flexibilidad.
Es preciso hacer un esfuerzo y friccionarla en todos los sentidos, partiendo de la nuca, de la cintura, y de cada uno de los lados, en el momento de jabonarla, enjuagarla y también al extender después del baño la crema o leche por el cuerpo.
La epidermis de la espalda es a menudo grasa, los cuidados demasiado superficiales y el contacto con la ropa de lana acentúan este estado.
Para evitarlo, hay que limpiarla con jabón neutro o proteínico y agua caliente con borato, a continuación se deja durante unos instantes, se enjuaga con agua caliente, después con fría, y se aplica una loción detergente algo alcoholizada.
Es caso de acné, se limpia la piel de la misma manera con un cepillo suave y cada noche se aplica una loción de alcohol yodado.
No se debe interrumpir el tratamiento cuando la epidermis empiece a levantarse debido a los efectos del sol.
Por otra parte, aunque la piel de la espalda sea menos sensible que la de la cara, no hay que aplicarle productos fuertes ni métodos enérgicos, los cuales después de una desecación pasajera, provocan un recrudecimiento de las secreciones.
Si la situación no mejora después de 3 o 4 semanas de cuidados, es conveniente visitar un médico.
FUENTE: Enciclopedia de la Mujer.