El tigre, otra especie en peligro
Apenas quedan 3.200 tigres salvajes en la naturaleza. Hace un siglo había unos 100.000. Aunque se trata de estimaciones, las cifras reflejan el acusado declive de este emblemático felino, muy codiciado por los cazadores furtivos. Por si fuera poco, sufre también los estragos de la deforestación, que está destruyendo su hábitat al ser arrasados los lugares en los que caza y que constituyen su hogar.
En noviembre de 2010 y debido a la crítica situación en la que se encontraba, los trece países que todavía tienen ejemplares salvajes en su territorio convocaron una cumbre en San Petersburgo para acordar medidas conjuntas para protegerlo e intentar evitar que dentro de unos años sólo queden tigres en los zoológicos. Decidieron, asimismo, instaurar el 29 de julio como día internacional dedicado al tigre para recordar la vulnerabilidad de este animal.
Bangladesh, Bután, China, Camboya, India, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Nepal, Rusia, Tailandia y Vietnam se marcaron como objetivo doblar la población mundial en el año 2022 y conseguir que al menos haya 6.000 ejemplares en el medio salvaje.
Una tarea que han emprendido en colaboración con organizaciones conservacionistas como WWF, que la pasada semana, con motivo de la celebración del día internacional, hizo balance de su situación.
«La caza furtiva es la mayor amenaza. Es esencial que acabemos con ella», señala a EL MUNDO Joseph Vattakaven, biólogo de WWF especializado en tigres, a través de un correo electrónico. Vattakaven, que ahora se encuentra en Nueva Delhi, forma parte del programa Tigers Alive.
Los planes para proteger a este felino cuentan con un obstáculo: el lucrativo negocio que representa el tráfico de especies. Del mismo modo que los elefantes son asesinados para hacerse con sus cotizados colmillos de marfil, y el polvo de cuerno de rinoceronte se emplea como supuesto remedio contra el cáncer, pese a que no hay estudio alguno que lo avale, y para aliviar la resaca, los traficantes de especies saben que hay también gente dispuesta a pagar mucho dinero por hacerse con ejemplares vivos o partes del tigre para obtener lujosas pieles o terapias de medicina tradicional.
El beneficio que obtienen del contrabando de especies es ya de tal magnitud que, según sostiene WWF, en el ranking de crimen organizado sólo es superado por el tráfico de drogas y de armamento.
No obstante, recuerda que proteger a los animales salvajes también conlleva beneficios para los países en los que viven, como saben bien India o Nepal. Los tigres atraen a los turistas a sus parques nacionales y a las reservas de vida salvaje, generando ingresos y creando empleos.
Vigilar los bosques es además, una profesión de alto riesgo: se calcula que un millar de guardabosques que protegían fauna salvaje fueron asesinados en la última década en todo el mundo.