Cuidados en la vejez del perro
Existen una serie de cuidados geriátricos imprescindibles que pueden ayudar a ofrecerle a nuestro animalito un buen mantenimiento en la recta final de su vida. Hay que tener en cuenta antes de nada que, dependiendo del peso, la vejez y la longevidad varían. En ejemplares de hasta 10 kilos, es decir, perros pequeños, la vejez tiene lugar a partir del octavo año de vida, mientras que la longevidad puede alcanzar hasta 13 años.
Los perros medianos, de entre 10 y 25 kilos, pueden llegar a vivir hasta 12 años y se les considera ancianos a partir de los 7, un año después que la de los perros grandes, ejemplares cuyo peso está entre los 25 y los 40 kilos, alcanzando la longevidad incluso a la década. Por último, los perros gigantes, que sobrepasan los 40 kilos, inician su vejez entre los 5 y los 6 años, mientras que su esperanza de vida ronda los 9 años.
La raza también es un factor genético decisivo en la longevidad de los perros. Por norma general, los pertenecientes a una raza pura disfrutan de una vida más corta que los ejemplares que han surgido de cruces. Tradicionalmente, los canes mestizos resisten mejor las enfermedades.
Consejos
El primer consejo que se da desde las consultas veterinarias es la paciencia. La vitalidad que conocimos en nuestro fiel compañero va apagándose poco a poco. Sus saltos y carreras van haciéndose más escasos y pierden potencia. Suele ser común su permanencia en algún lugar sin moverse. Para que esté más cómodo será necesario que le proporcionemos un lugar de descanso más blandito, con una manta o con alguna tela acolchada.
Sentidos como la vista y el oído son ahora menos eficientes, por lo que a veces nuestro perro parecerá desorientado ante nuestra llamada, tardando más en reaccionar. Por tanto, no debemos pensar que no nos obedece, porque no se trata de eso. Prestaremos especial atención a este punto en los paseos diarios, ya que no sólo el perro acusará más el cansancio siendo el paseo más corto, sino que cuando lo dejemos suelto y lo llamemos quizá no nos oiga. Es fundamental que lo vigilemos cuando salgamos a la calle y que nunca le dejemos solo, con el fin de evitar que se pierda.
Un perro próximo a la senectud irá demandando físicamente una ingesta menos generosa para seguir en su peso idóneo. Tenemos que prestar atención a que coma según las calorías necesarias. Si no, corremos el riesgo de que sufra obesidad al comer más de que lo esencial, colocándose su peso en un 20% más de lo habitual.
También puede darse el fenómeno inverso, es decir, que pierda apetito y adelgace. Tanto en un caso como en el otro, la dieta que nos encargue seguir el veterinario debe cumplirse íntegramente para que se mantengan los niveles correctos de minerales, proteínas y vitaminas.
La insuficiencia renal y los problemas cardíacos son males que, si no se tratan debidamente, pueden resultar mortales.
Por otro lado, el cáncer también puede afectar a nuestro animal de compañía en forma de tumores. Se recomienda que periódicamente se palpen los ganglios de la papada para ver si están inflamados, con el fin de detectar lo antes posible un posible cáncer linfático.
Cariño ilimitado, paciencia y cuidados físicos y médicos bastarán para que tu perro sobrelleve de la mejor manera posible la madurez que él se merece.