
Cachorro vs. un perro adulto
La llegada a casa de un nuevo cachorro es un acontecimiento especial y excitante para toda la familia…¡menos probablemente para su perro adulto, que hasta ahora era el rey de la casa.
No importa lo sociable y bueno que sea, su perro sigue siendo un perro, y por lo tanto es territorial, es un miembro de una manada y conoce cuál es su lugar dentro de esa manada. La llegada de una preciosa bola de pelo a su territorio podría desencadenar todo tipo de reacciones negativas. Celos, porque el cachorro atrae de repente toda la atención, porque el cachorro come primero, o porque se le dan más premios. Agresión, porque el perro adulto siente que su posición jerárquica se está viendo amenazada. O simplemente mal humor, porque un irritante jovencito se empeña en estar encima de él a todas horas.
Sin embargo, con un poco de planificación, psicología y consideración, puede hacer que el proceso de adaptación sea relativamente tranquilo, y sentar las bases para conseguir la relación de amistad que toda familia con dos perros desea.
PASOS A SEGUIR PARA UNA BUENA CONVIVENCIA ENTRE EL CACHORRO Y EL PERRO ADULTO
Prepare la casa
Antes de que el cachorro llegue a casa, si el espacio se lo permite, prepare una habitación aparte con juguetes, una cama, un bol para el agua y otro para la comida, para que pase en ella los primeros días.
Si es posible lleve una manta o un juguete al lugar en donde se encuentre el cachorro, para que se impregne del olor de él.
Después, llévela a casa y déjala allí para que su perro adulto se vaya familiarizando con él. Así, cuando por fin se conozcan, su olor ya no será completamente nuevo, y por tanto no le resultará tan amenazador.
Deje que se conozcan
Intente que los perros se vean un par de veces antes de llevar al cachorro a casa. La clave para que el primer contacto sea un éxito es que tenga lugar en «territorio neutral«.
Los perros protegen su territorio, por lo que es esencial que el primer encuentro se lleve a cabo en un lugar que no les sea familiar, para que ninguno de los perros se sienta dominante ni dominado.
Un parque o un espacio abierto son perfectos. Manténgalos con la correa puesta, y haga que un miembro de la familia los lleve por separado hasta el lugar donde los haya reunido, dejándoles que se olfateen tranquilamente y se vayan conociendo.
Si empiezan a jugar y se caen bien, ¡estupendo!. Si comienzan a gruñir o a intentar morderse, intervenga con suavidad e intente calmarlos dándoles a los dos algún premio. Esto hará que se olviden de la agresión y les ayudará a asociar la presencia del otro con «algo bueno«. Si no se llevan bien desde el principio, no se preocupe, simplemente tendrá que darles un poco más de tiempo para que confíen el uno en el otro y se respeten.
Deles suficiente espacio en casa
Cuando el cachorro llegue a casa, es esencial que ambos tengan no sólo espacios físicos separados, sino también un «espacio emocional» para desarrollar sus propias relaciones. Durante las dos primeras semanas aliméntelos de forma separada y coloque una barrera de las que se usan para los bebés en la puerta del cuarto donde se encuentre el cachorro. Esto permitirá que se vaya acostumbrando a los sonidos, los olores y las vistas de su nuevo hogar, y al mismo tiempo dejará que su olor pase al otro lado de la puerta. Su perro adulto podrá ver al cachorro y acercarse si lo desea, pero la existencia de una barrera física hará que el cachorro permanezca en un área segura, y al mismo tiempo su perro no verá su espacio invadido de repente por un recién llegado.
Existe la posibilidad de que se desate alguna pelea ocasional. Por eso, durante los primeros días, es importante estar muy atento a los perros, vigilar su comportamiento y atajar cualquier problema desde el principio. Pero al mismo tiempo es esencial darles tiempo para que estén juntos y puedan establecer quién va a ser el «perro alfa«, algo que ocurrirá de forma rápida y natural.
Trátelos por igual
Aunque sea el líder de la manada, decidir cuál va de ser el «perro dominante» no es responsabilidad suya. Debe mantenerse imparcial y ser equitativo con ambos. Darles el mismo cariño y dedicarles las mismas atenciones, premiarles de forma similar, tratarles igual y mantener la misma disciplina si se pasan de la raya. Y, en cuanto sea posible, darles de comer al mismo tiempo. De esta forma evitará posibles celos y resentimientos.
Para conseguir una respuesta positiva por parte de ambos perros es imprescindible que no haya ningún trato preferente y que el cariño se reparta por igual.
CUIDADOS PARA EL PERRO ADULTO
1) Cuando joven su perro podía dormir en cualquier lugar, pero de adulto mayor descansará mejor si le entrega una cama con un buen soporte. Ponerle un colchón grueso le ayudará además a evitar que aparezcan úlceras y callosidades. En caso de necesidad, incluso es posible conseguir colchonetas ortopédicas.
2) Debe seguir sacándolo a pasear, pero ahora a su ritmo, sin apurarlo. Salir de la casa lo relaja y distrae, y eso es bueno para su salud.
3) Salvo que esté resfriado o enfermo, tiene que seguir dándole sus baños periódicos y aplicándole el antipulgas. Mantener cortas sus uñas y limpios sus oídos también resulta fundamental.
4) En esta etapa de su vida su perro adulto necesita de usted mucho más que antes. Manifiéstele su amor y hágale cariños, porque el afecto que le entrega se ve reflejado en su salud.
FUENTES: Adiestramiento canino y La Cuarta.